El legado de John Stott a través del Movimiento de Lausana

Publicado con permiso del Movimiento de Lausana, véase el artículo original aquí
Foto del Movimiento de Lausana

Nota del editor: Hace cien años nació en Londres John Stott. En honor al centenario de su nacimiento, este artículo busca dar una visión general de su impacto mundial, especialmente a través del Movimiento de Lausana, del que fue cofundador.

John Stott fue un coloso. Como dijo Jim Packer al conocer la noticia de su muerte en 2011: “No tenía par, y no debemos buscar un sucesor”. Con el paso de las décadas, la historia revelará aún más el alcance de su influencia en el pensamiento teológico, en la predicación, en las tensiones entre el evangelio y la cultura, en el desarrollo de una mente cristiana, en el compromiso evangélico con la justicia social y, supremamente, en la evangelización mundial.

Fue la asociación única entre Billy Graham y John Stott la que lanzaría el Movimiento de Lausana, un movimiento comprometido con “todo el evangelio para todo el mundo” (que más tarde se amplió para incluir “tanto el mundo geográfico como el mundo de las ideas”).[1]

Ya se han hecho varios doctorados sobre la vida y el ministerio de Stott, y habrá más. Sus redes eran formidables. La forma en que conectaba a las personas y la sinergia que se producía por esas presentaciones merece una nueva y cuidadosa investigación. Sus viajes por todo el mundo comenzaron con invitaciones para liderar misiones universitarias en un continente tras otro, y los estudiantes seguirían siendo siempre el foco de su ministerio.

Toda su vida, John Stott estuvo comprometido con la iglesia anglicana. En 1961, con mucha presciencia, fundó la Fraternidad Evangélica en la Comunión Anglicana (EFAC) como un “hogar” para el clero evangélico. Decía que las dos prioridades de su ministerio eran los estudiantes y los pastores, y esto se confirmó claramente. Nunca hacía un viaje internacional sin algún elemento de ministerio estudiantil, y siempre que podía participaba en la Asamblea Mundial de IFES. Su triple ministerio para ayudar a fortalecer la iglesia en el Sur Global (ahora reunido como Langham Partnership) proporcionó libros para pastores y para estudiantes en seminarios, creó becas para algunos de los pensadores más capaces para ayudarles a obtener doctorados y proporcionó formación en predicación.

La relación de Stott con el Movimiento de Lausana, especialmente en el periodo 1974-1996, podría describirse como recíproca, incluso simbiótica. Su ministerio polifacético se ajustaba a las aspiraciones polifacéticas de Lausana, en cuya formación había tenido un papel importante. Los canales y las redes de Lausana se convertirían en uno de los principales medios a través de los que aportó influencia a la iglesia a nivel mundial.

1974: Un Congreso y un Pacto
Su amistad personal con Billy Graham desde la época de la misión de la Universidad de Cambridge en 1955 llevó a Stott a las primeras etapas de la planificación del Congreso Internacional de Evangelización Mundial de 1974, celebrado en Lausana, Suiza, y de cuya ciudad tomaría su nombre el Movimiento. Fue una amistad de genio espiritual de la que, como vemos, surgirían muchas cosas.

A estas alturas, Stott ya era considerado un líder y una figura a través de su participación en los eventos del Consejo Mundial de Iglesias y en el Congreso de Evangelización Mundial de 1966 en Berlín. La década de 1970 incluyó otras siete u ocho conferencias internacionales. Pero, a partir de 1974, Lausana iba a ocupar la mayor parte de su tiempo.

La reputación de John Stott de tener un pensamiento teológico claro, su amplia empatía dentro de la tradición evangélica y su trato amable con personas de diferentes convicciones lo convirtieron en una elección obvia para dirigir el proceso de elaboración de El Pacto de Lausana.

El Pacto de Lausana, que reflejaba las voces del congreso de 1974, fue adoptado como base para cientos de iniciativas de colaboración durante el resto del siglo y llegó a ser considerado como uno de los documentos más significativos de la historia moderna de la iglesia. La justicia social, identificada durante demasiado tiempo como una preocupación solo para los adherentes a un “evangelio social”, fue declarada ahora como una responsabilidad bíblica para los cristianos evangélicos. Este resultó ser un momento decisivo para la iglesia.

Consciente del impacto potencial del Pacto, John Stott trabajó en una exposición y comentario publicado en 1975. Consideraba que sería fundamental que el Pacto fuera leído y estudiado por individuos y grupos. Su prefacio, modestamente escrito, no registra la intensa presión que supuso trabajar durante noches para asegurarse de que todos los comentarios recibidos de los participantes fueran debidamente considerados. Fue una operación gigantesca traducirlos a tiempo, pero vital para que se escucharan las voces de toda la iglesia evangélica. El nombre “pacto” fue cuidadosamente elegido. Se trataba de un pacto con Dios mismo, y de un pacto entre todos los que quisieran adoptarlo.

Formar un movimiento a partir de un congreso
Después del congreso de 1974, se creó un comité de continuación para aprovechar lo que se había logrado. En enero de 1975, este grupo se reunió en Ciudad de México con el obispo Jack Dain como presidente. Hubo apoyo considerable para que Billy Graham se convirtiera en presidente del nuevo Comité de Lausana para la Evangelización Mundial, como se denominó entonces. John Stott instó a que no se permitiera esto, o que hubiera varios copresidentes.

Billy Graham ya había expresado su preferencia de que el Movimiento adoptara un resumen más estrecho con lo que podríamos llamar evangelización de proclamación. De hacerlo, el Movimiento no reflejaría ni el mandato bíblico de la iglesia de ser sal y luz ni sus raíces en el congreso de 1974. En virtud de su amistad de 20 años, John Stott, aunque odiaba la discordia, sintió la necesidad de hablar. Jack Dain estaba de acuerdo, mientras que otros estaban de acuerdo con Billy Graham, dada su estatura mundial. Algunos malinterpretaron totalmente la preocupación de Stott y la percibieron como una lucha de poder. Las reuniones, aunque dolorosas, fueron fundamentales.[2]  La amistad entre los dos grandes hombres fue para toda la vida.

En julio de 1989, John Stott dirigió el equipo de redacción de El Manifiesto de Manila en el Segundo Congreso de Lausana (Manila, Filipinas) cuyas 31 cláusulas se basaron en el Pacto de Lausana y lo desarrollaron. Este congreso tuvo lugar un mes después de lo que el gobierno chino denominó el “Incidente de Tiananmén” y sólo tres meses antes del desmantelamiento del Muro de Berlín. Reunió a 3.000 participantes de 170 países, incluidos Europa del Este y la Unión Soviética, pero lamentablemente ninguno de China.

La «conciencia social extraviada» de la iglesia
En 1982, se publicó el innovador libro de John Stott Issues Facing Christians Today coincidiendo con la inauguración de London Institute for Contemporary Christianity. En él se trataban temas como cuestiones nucleares, pluralismo, derechos humanos, industrialización y sexualidad. Se convirtió en un manual para pastores y miembros pensantes de la iglesia. Fue, dijo, su “contribución al proceso de ponerse al día”, ya que la iglesia estaba “recuperándose de su conciencia social temporalmente perdida”.

El Pacto de Lausana seguía creando olas, despertando una conciencia social que había permanecido dormida en muchos sectores durante quizás dos generaciones. El Señor Jesús había encargado a los apóstoles que enseñaran a los nuevos discípulos “todo” lo que les había mandado. Claramente, esto no se había hecho. En la gracia de Dios, John Stott y el Movimiento de Lausana se convertirían en un medio para restablecer aspectos significativos del deber cristiano.

Como telón de fondo de su preparación de Issues, John siguió dando prioridad a las consultas de Lausana, y con frecuencia las presidía. Editó los documentos de todas las consultas hasta Lausana II y los publicó en 1996 con el título Making Christ Known: Historic Mission Documents from the Lausanne Movement 1974-1989. Como se desprende de los colaboradores, Lausana tenía el prestigio (ayudado, sin duda, por la propia presencia de John) de atraer a los mejores pensadores evangélicos de todo el mundo. Algunas ponencias tuvieron una gran repercusión.

En 2006, Doug Birdsall, entonces presidente ejecutivo del Movimiento de Lausana, invitó a John Stott a aceptar un título vitalicio de presidente honorario, lo que hizo con mucho gusto. Había sido una pauta suya aceptar títulos honoríficos solo si podía mantener un vínculo vivo con la labor, y siguió las noticias de la planificación del Tercer Congreso de Lausana con gran interés y en oración. Tanto Lindsay Brown, que fue nombrado director internacional del Movimiento de Lausana en 2007, como Chris Wright, que siguió a John como presidente del Grupo de Trabajo de Teología de Lausana, eran viejos amigos suyos.

Poco antes de cumplir 87 años, hizo un repaso de sus años en Lausana y esperó con ilusión lo que le depararía Ciudad del Cabo 2010. En una conversación con quien esto escribe, dijo que esperaba que The Willowbank Report on Gospel and Culture de 1978 recibiera más atención de la que había recibido. Lo recomiendo ahora a los lectores por sus principios duraderos.

Mientras el Movimiento de Lausana se caracterizara por “el espíritu de Lausana” (un espíritu de humildad, amistad, oración, estudio, colaboración y esperanza), John Stott sintió que Lausana ocuparía una posición crítica. Cristo dio dones a su iglesia para ser compartidos. Lausana proporcionó la mesa alrededor de la cual se podían compartir estos dones. La verdadera humildad siempre será necesaria.

Ore con nosotros
Padre nuestro, te agradecemos por la vida de John Stott, por el rico legado espiritual que le permitiste dejar y por todo lo que podemos aprender de su ejemplo. Ayúdanos a ser buenos administradores de ese legado en nuestra propia generación. Te lo pedimos para la gloria de Cristo. Amén.


[1] Lindsay Brown en su discurso de clausura de Ciudad del Cabo 2010
[2] Para un relato completo de la reunión de Ciudad de México, ver Timothy Dudley-Smith John Stott: A Global Ministry (Nottingham: IVP, 2001) 220-224, disponible en inglés.