Reconciliar a un planeta dañado en medio de una pandemia

Republicado con permiso de Vista, vea el artículo original aquí
Foto de Luca Bravo en Unsplash

Estoy escribiendo esto mirando mi jardín. Oigo a los pájaros cantando alto y el silencio por la falta de tráfico es total. Si estoy de pie fuera y miro al cielo, es azul claro sin rastros de aviones que crucen. El canal donde voy a mi paseo diario es el más claro que he visto en mi vida, ahora que no hay botes que lo usen, removiendo el barro. Andando con mi hija el otro día, nos paramos en lo que normalmente es una carretera transitada, sin coches en ella y dije: “Quédate quieta un momento y aprecia esto. Puede que nunca lo experimentes de nuevo”.

Photo by  Aziz Acharki  on  Unsplash
Photo by Aziz Acharki on Unsplash

Estamos atravesando profundos shocks: socialmente, políticamente, económicamente… y el impacto de estos durará muchos años. Junto a lo positivo que algunos de nosotros estamos experimentando, también estamos afrontando el miedo, pesar y sufrimiento. Hay inmensos retos con los que estamos tratando en nuestros hogares, nuestras iglesias, nuestros lugares de trabajo. ¿Cómo contribuye el tema de la reconciliación a este tiempo actual, particularmente a la relación con nuestro contacto con el vasto mundo natural?

Permíteme empezar con los fundamentos: Dios creó un mundo que declaró que era bueno, un mundo en el que la gente y el orden natural más amplio existe armoniosamente en la presencia de Dios. La relación con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con el resto de la creación es central para los propósitos amorosos de Dios. Pero estas relaciones enseguida fueron mal y la Biblia entonces cuenta la historia de cómo Dios obra para restaurarlas y restablecerlas- un plan que en última instancia encuentra su cumplimiento en Jesucristo.

“Este es un mundo de asombro y belleza; un mundo que Dios ha creado repleto de vida, lleno de diversidad, abundancia y color.”

El Evangelio, literalmente, “la buena noticia”, es por tanto un Evangelio de reconciliación. A través de Jesús, estamos reconciliados con Dios, con el mundo natural más amplio, con otras personas y con nosotros mismos. Esto significa que un Evangelio que no incluye nuestra relación con toda la creación, no es un Evangelio completo. ¡Qué trágico que hayamos estado contentos con un Evangelio tan esquelético! (1)

Durante esta pandemia he estado reflexionando sobre cómo vivimos en un mundo maravilloso y sin embargo herido. Como vimos al principio, muchos de nosotros hemos estado redescubriendo en qué mundo tan maravillosos vivimos. Para los que somos tan afortunados de tener jardín, o de estar en países donde el confinamiento nos ha permitido un paseo diario, hemos llegado a apreciar salir más que nunca. Tanta gente ha estado reconectando con el mundo natural más amplio de una forma en la que no lo habían hecho durante años y dándose cuenta de lo nutritivo y bueno que es para nuestro bienestar pasar tiempo en el exterior.

Este es un mundo de asombro y belleza; un mundo que Dios ha creado repleto de vida, lleno de diversidad, abundancia y color. Y con qué vecinos compartimos este mundo: ¡con la más increíble e impresionante mezcla de extrañas, divertidas, escalofriantes, raras, diminutas, enormes criaturas que podríamos nunca imaginarnos! (2)

Sin embargo, al mismo tiempo, vivimos en un mundo que está seriamente dañado. En contra de lo que muchos líderes de iglesias están diciendo, quiero declarar que la Covid- 19 no es un castigo de Dios: Él no lo causó ni quiso que ocurriera. A la vez que la Biblia indica que hay veces en las que la enfermedad de alguien es el resultado de un pecado personal, si y cuando la gente cae enferma, no hay garantía bíblica para enlazar automáticamente eso con el pecado de la persona, y debemos tener mucho cuidado antes de pronunciar algo como castigo de Dios.

Habiendo dicho esto, sin embargo, como hemos visto, la Biblia es clara en cuanto a que Dios, la gente y el mundo natural más amplio están profundamente interconectados. Si un aspecto de este conjunto de relaciones se rompe, entonces todo se verá impactado. Por duro que suene oírlo, la irrupción de la Covid-19, no es un desastre natural. Más bien es un desastre hecho por nosotros. Los virus saltan especies y llegan a los humanos y el desastre medioambiental hace más probable que ocurra y con mayor frecuencia a medida que la gente es puesta en contacto más estrecho con animales portadores del virus.                                

La deforestación, la minería, el mercado de carne de animales salvajes, el tráfico de animales, y las prácticas de agricultura insostenibles, son factores probables en juego. Es tentador ver que esta pandemia y la quiebra del sistema climático tenga sus orígenes en otro sitio, culpar a gente, gobiernos y organizaciones en otras partes del mundo. Pero Europa, ciertamente, no es un espectador inocente.

En 2008 la Comisión Europea se comprometió a detener la deforestación, pero en 2019 reconoció que es improbable alcanzar sus metas con las trayectorias actuales. (3) Mientras que las plantaciones forestales en Europa están creciendo, las prácticas de consumo europeas todavía están estimulando la deforestación global importando cerca de un cuarto de productos que han sido cultivados en tierras deforestadas ilegalmente en todo el mundo. (4)

Un estudio de 2010 reveló que habían sido importadas ilegalmente de África a Europa preocupantes cantidades de carne de animales salvajes generando importantes riesgos de salud para las personas y el ganado. (5)

A la vez que esto, el virus se ha extendido tan rápidamente por nuestra dependencia de los vuelos. Hemos sabido durante décadas lo dañino que es medioambientalmente volar, sin embargo, hemos estado incrementando nuestros vuelos constantemente desde y hacia Europa, contabilizando más de mil millones de vuelos de pasajeros en 2008. (6)

La desesperanza de la pobreza y la avaricia de la riqueza sostienen un sistema global que está fundamentalmente en contra de la intención original de Dios de Shalom entre todas las cosas y la pandemia actual es una terrible consecuencia de eso. Y desde luego, mientras puede que nos estemos fijando en la Covid-19, los desastres de la quiebra del sistema climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación plástica, continúan y todavía tenemos que abordarlas urgentemente.

“La desesperanza de la pobreza y la avaricia de la riqueza sostienen un sistema global que está fundamentalmente en contra de la intención original de Dios de Shalom”

Así pues, ¿Cómo traemos un Evangelio de reconciliación a esta situación? Una respuesta se encuentra mirando a lo que significa para nosotros estar hechos a imagen de Dios (Génesis 1:26-28). Esta descripción sitúa a los humanos en una relación particular con Dios y mira en dos direcciones.

Primero, mira en la dirección de nuestra relación con los otros y habla de la absoluta igualdad entre las personas: todas las personas han sido creadas a imagen de Dios. Esa absoluta igualdad significa que la pobreza es una absoluta abominación. La Covid-19 nos desafía aquí. Expone las patentes desigualdades de nuestro mundo a medida que causa estragos más en aquellos para los que el confinamiento supone no tener dinero ni comida y que no tienen acceso a lo básico- agua limpia y jabón- y mucho menos a un jardín o a un parque.

La reconciliación con otros supone responder a la necesidad de nuestros vecinos, tanto a los de cerca como a los de lejos. En Europa, 1 de cada 5 personas habitan en viviendas en riesgo de pobreza o exclusión social y los estudios indican que esto los hace especialmente vulnerables al virus, como lo hace el vivir en áreas con alto grado de contaminación del aire. (7) La gente en los campos de refugiados es particularmente vulnerable en Europa durante esta pandemia. (8)

La reconciliación con otros significa no solo responder a la necesidad de nuestras comunidades inmediatas y de nuestra nación, sino también mirar a nuestros vecinos globales y a las necesidades de los que viven en países que no tienen la protección económica o el equipamiento sanitario que nosotros tenemos.

En segundo lugar, estar hecho a imagen de Dios, mira en dirección a toda la creación. Como una imagen en un templo, somos representantes de Dios, creados para servir y cuidar el resto de lo que Él ha hecho. La Covid-19 nos reta a reconocer qué lejos hemos caído de hacer esto bien pero también nos presenta una oportunidad única para cambiar. Mientras emergemos del confinamiento y estimulamos nuestras economías, ¿lo haremos de forma que no nos lleve a niveles pre-pandémicos de contaminación? ¿Vamos a priorizar el abordar la deforestación y la agricultura insostenible? (9) ¿Presionaremos a nuestros gobiernos para asegurar que se dé la recuperación económica dentro de los parámetros de mantenernos en un futuro de 1,5 grados C? Es estimulante ver que Ámsterdam decide reconstruir su actividad económica que supla las necesidades económicas de todos, pero dentro de los recursos del planeta y Air France ha llegado con estrictas condiciones climáticas. (10)

En Tearfund, estamos trabajando duro sobre el terreno, con nuestros colaboradores de muchos países de todo el mundo, respondiendo a las urgentes necesidades de la pandemia. Y estamos mirando a esas cuestiones sistémicas que subyacen y estimulando una estimulante conversación con iglesias para preguntar, ¿cómo podemos reconstruir un mundo mejor que sea más verde y más justo? 

(Véase https://www.tearfund.org/about_you/action/the_world_rebooted/ para saber más.)

Como cristianos e iglesias podemos tener un rol central a la hora de clamar y trabajar por un mundo sin grandes brechas entre ricos y pobres- uno que nos permita vivir en armonía con toda la creación. Sabemos que no lo veremos completo hasta que Jesús vuelva a la Tierra y habite en medio nuestro, en la transformación de todas las cosas (Apocalipsis 21 y 22), pero somos gente orientada al futuro y podemos dejar que esta esperanza nos motive en cómo vivimos, actuamos, oramos, y hablamos.

Notas:

1. Para ver las referencias bíblicas completas y más de esto, véase: R. Valerio, Just Living: Faith and community in an age of consumerism (Hodder & Stoughton, 2016, p17-24).
2. Para ampliar y para una exploración de Génesis 1 y cómo podemos relacionar los temas de los Días de la Creación con las cuestiones de hoy en día, véase: R. Valerio, Saying Yes to Life -originally the Archbishop of Canterbury’s 2020 Lent Book- (originalmente, Libro de Cuaresma del Arzobispo de Canterbury 2020)
3. Vease ‘Communication From The Commission To The European Parliament, The Council, The European Economic And Social Committee And The Committee Of The Regions; Stepping up EU Action to Protect and Restore the World’s Forests’ https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?qid=1565272554103&uri=CELEX:52019DC0352
4. https://www.theguardian.com/environment/2017/jun/30/europes-contribution-to-deforestation-set-to-rise-despite-pledge-to-halt-it
5. https://conbio.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1755-263X.2010.00121.x

6. https://ec.europa.eu/eurostat/documents/2995521/10265946/7-06122019-AP-EN.PDF/8f2c9d16-c1c4-0e1f-7a66-47ce411faef7
7. https://www.eurofoodbank.org/en/poverty-in-europe; https://www.newsmax.com/health/health-news/hardest-hit-communities-lower-income-elderly-cdc-death-records/2020/04/01/id/960944/; https://www.sciencedaily.com/releases/2020/04/200406100824.htm.
8. https://www.euractiv.com/section/justice-home-affairs/news/refugees-left-behind-in-coronavirus-crisis-aid-groups-warn
9. En relación con la pandemia actual, abordar mercados “húmedos” sin regular, también es crítico.
10. https://www.theguardian.com/world/2020/apr/08/amsterdam-doughnut-model-mend-post-coronavirus-economy; https://www.businesstraveller.com/business-travel/2020/04/30/air-france-told-not-to-compete-with-the-tgv/